Resumía Carlos su situación económica atribuyendo a los bancos un «poder de manipulación que hicieron que firmara una hipoteca hace cinco años que ahora tiene muchas dificultades para pagar»
Valga este ejemplo como anécdota de las muchas que hoy y siempre se han vivido y continuaremos viviendo, mientras mantengamos un juicio sobre las cosas basado en que ellas mismas tienen un «poder mágico de manipulación sobre mi persona»
Salimos al mundo a buscar aquello que en un primero momento hemos predispuesto. Si decides cambiar de coche, cuando salgas a la calle tu atención irá destinada a localizar aquellos que más encajen con tu idea, y no pararás de ver coches, si te rompes un brazo de forma casi «mágica» comienzan a aparecer personas con traumatismos por todos lados… Buscamos lo que predisponemos y creemos lo que queremos creer, porque encaja con nuestro planteamiento previo.
Carlos firmó esa hipoteca, entre otras cosas, porque el director del banco -que es un negocio- le dijo lo que él quería escuchar, y encajaba con el análisis que de su situación -en ese momento- había hecho. Tanto Carlos -ahora que no puede pagar- como el director del banco -que no puede cobrar- no hicieron un análisis de la situación más allá de donde se encontraban, y ahora mutuamente se reprochan la responsabilidad de la situación.
Se requiere un entrenamiento en habilidades para pensar en las cosas de una forma más completa y certera, hacer una ejercicio de formulación de la cuestión con la que vamos a lidiar, aislándola parcialmente y después el cómo encaja eso en nuestra vida como un todo.
¿Qué cosas consideras en tu vida que «te manipulan»?, ¿con qué creencias establecidas tuyas ya encajan?, ¿cómo entras tú en ese juego?, ¿es para tí una autoridad quien las dicta?, ¿cómo verificas lo que te comentan?
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