Nacemos sin conocer nada del mundo, y en buena parte nuestro desarrollo se centra en ir investigando el mundo, y con los resultados ir construyendo un saber cómo es el mundo, con el que luego nos vamos a desempeñar, es decir, vamos hacer cosas en el mundo.
Este proceso de investigar-saber-hacer, también lo hacemos con nosotros mismos, e incluso antes de recibir una educación formal, nosotros mismos de una forma «natural» vamos adquiriendo una comprensión acerca de cómo somos, y en buena parte, influida por lo que recibimos devuelto en nuestra relación con los otros.
En esa comprensión de cómo somos vamos construyendo una dirección en la que movernos , obtener un sentimiento de «bienestar», aquello de «sentirnos bien», con nosotros y con nuestro entorno.
Esa dirección de «bienestar» lo que nos obliga es a influirnos a nosotros mismos o el entorno para poder conseguirlo, es decir «conseguir cosas en el mundo»; y aquí podemos encontrar tres áreas de consecución: hacer cosas «efecto«, sentirnos bien con lo que hacemos «afecto» y darle un significado «impacto«
Si has discutido con tu pareja, querrás corregir la situación (efecto), porque quieres sentirte en paz (afecto) y eso significa que la relación de pareja se consolida (impacto). Tu pretensión es ascender en el trabajo (efecto), porque quieres sentirte más útil (afecto) y te permite alcanzar un estatus superior (impacto)
Es muy útil practicar estas distinciones abriendo interrogantes acerca de tu vida en perspectiva. Es decir, imagina dentro de muchos años, en el ocaso de tu vida y explorar en estas tres areas que quieres pensar en un futuro acerca de tu vida, qué es lo que quieres pensar de tu vida acerca de lo que has conseguido (efecto), qué sensación tener al respecto (afecto) y qué significado darle (impacto). Quizás alguna tenga más relevancia que otra, aunque las tres siempre van a estar involucradas.
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