Ayer leía que se ha bautizado con el término de “phub-bing” el hecho de cuando se está en pareja, ignorar la comunicación con ella y priorizar la atención sobre el móvil.
Para poder desempeñar la habilidad de “concentración”, tenemos que mantener fuera de nuestra atención todas las cosas que interfieren en ella. Cuando voy al cine, el contexto favorece que otras atenciones desaparezcan de los estímulos que recibimos, y así se nos facilita el concentrarnos en la película.
Cuando establezco una relación de “pareja” y pretendo permanecer en contacto con ella generar una “comunicación”, será necesario para poderla hacer de forma eficiente, que me concentre en la persona con la que me quiero comunicar, desplazando todas las atenciones que puedan distraer de ellas; ya que si no es así, ¿dónde estoy llevando mi atención e interés?
Con cada conducta que desarrollamos, podemos generar la habilidad de “contextualizarla”, es decir, recluirla al ámbito donde sea apropiada, y prescindir de otras conductas que en “ese contexto”, no son las apropiadas. Si voy al gimnasio a recibir una clase de “spinning”, no será apropiado que me lleve a esa clase (contexto) el móvil para poder responder si recibo una llamada, o si después me meto en la ducha (nuevo contexto) hacer cosa similar.
El problema comenzamos a generarlo cuando no separamos estos “contextos” y priorizamos las cosas, los elementos que son necesarios y en los que debemos de enfocarnos, concentrarnos para desempeñarlos, sin que se generen conflictos. Lo que sí puede revelarse como una llamada de atención, es ¿cual es la razón de fondo para dar prioridad a eso que está llamando mi atención desplazándola del foco que en teoría es la que quiero mantener?
Siempre estoy en un “contexto”, relacionándome “desde mi” a algo (persona u objeto), y estos tres elementos son muy útiles de mantener en conciencia y revisar.