Un policía local de la ciudad de Barcelona multó a un joven que estaba practicando surf en la playa de la ciudad porque los “días con olas está prohibido practicar surf”, ¿ridículo no?, bien, pues este caso es representativo de donde puede llegar el absurdo de un “estado paternalista”
Personalmente no tengo hijos, aunque imagino que de ser padre de alguno mi “principio “ por el que me movería, y donde trataría que fuese en paralelo la educación que por mi parte corresponde es que “idealmente fuese una persona independiente y responsable de sus propias decisiones”, sin generar un sentimiento de “deuda hacia mi persona”; aunque claro, esto es muy sencillo lanzarlo y otra muy distinto, el ponerlo en práctica con medidas concretas y lidiar el día a día.
Y en buena medida muchas de estas cosas, están relacionadas con un cambio de principios acerca de los cuales gestionamos nuestras vidas. ¿Queremos generarnos unas leyes que nos protejan de nosotros mismos?, o bien, ¿queremos generar unas leyes que establezcan unas reglas de juego sin arbitrar la responsabilidad y obligación que sólo nos pertenece a nosotros asumir y gestionar?
Durante mucho tiempo en mi vida viví en constante miedo y mucha de mi dignidad fue pisoteada por otros, y la protección que añoraba no la encontraba. Todo comenzó a evolucionar en el momento en que yo fui adquiriendo herramientas de “auto empoderamiento”, y el “miedo” ha quedado relegado a respuestas de cosas a las que es útil mantener y mi propia dignidad soy yo quien la gestiono, y no permito que sean los otros quienes la controlen. Por más protección que me hubiesen querido ofrecer, de nada hubiese servido y muy posiblemente hubiese contribuido a empeorar la situación.
¿Qué aprendí de todo ese periodo?, pues que somos nosotros quienes tenemos que vivir nuestra vida en función de la responsabilidad que estemos dispuestos a asumir, y que como seres sociales necesitamos unas reglas de juego. Pero hay personas que se empeñan en reclamar “mas reglas de juego”, “que estas reglas les favorezcan” y no asumir su propia responsabilidad en la realidad que generan todos los días en sus vidas.