He estado de un tiempo a esta parte interesándome acerca de varios modelos donde el tema central es la «alimentación». Cada uno tiene una base filosófica que los impulsa, unos «ingrediente alimenticios» que actua a modo de metáfora, y una forma de organizarlos, de hacer.
Para muchas personas cualquiera de estos modelos suponen una «explicación» de cómo funciona el mundo y por extensión a su propia persona. Se trata de explicaciones, metafóricas, máginas…que provienen de un contexto y de un tiempo, donde ayudaban a las gentes a entender el entorno con el que se relacionaban, cuando aún el pensamiento «racional», no se había desarrollado. La cuestión, es que un pensamiento mágico son miles de años lo que estamos entrenados en desarrollarlo, frente a los pocos años en que hemos desarrollado un pensamiento racional.
Me he encontrado con «ingredientes, alimentos» que según el modelo que los explicaban pasaban de ser la «esencia y la base» a resultar «descartado y maléfico» . Lo peligroso del asunto, es que muchas personas adoptan uno de los modelos, y los adoptan en sus vidas de una forma rígida y se hacen acólitos seguidores del mismo, excluyendo cualquier cosa que contradigan lo que ellos ya han dado por «explicado» y por lo tanto cerrado.
Cualquier modelo de funcionamiento de algo, sólo explica una parte de ese funcionamiento, nunca es completo, ni lo explica «todo»; siempre tiene sus límites y cosas que «no explica», y éstas son las que hay que identificar para tener una comprensión completa del mismo. No sólo a lo que dá respuesta, sino a lo que no da respuesta; y que contradicciones plantea aplicado a sí mismo.
Resulta altamente recomendable y útil, el entrenarnos a cuestionar las cosas, a rescatar lo que para nosotros pueda estar funcionando en nuestro favor -independientemente de la teoría-… recordar que cualquier teoría es una simplicación que habla del mundo en general en términos de : «si la teoría no encaja con la realidad, peor para la realidad», en lugar de hacerlo de las personas en particular.
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