En un programa de televisión los participantes tienen como supuesta motivación confesable la de “encontrar el amor”. Es decir, conocer a alguien que “los enamore” y emprender una relación.
La televisión es espectáculo y como es lógico, en lo que va a poner sus focos son en aquellas situaciones donde exista conflicto. Y ahí voy, al continuo en el que algunas personas se atrapan y desde esa forma de gestionar, desempeñan su hacer.
Los participantes en estos programas llegan con su ideal que es: “conocer al hombre o a la mujer que les haga felices” Como tal todos guardan unas expectativas, que el programa se encarga de edulcorar y hacer más ficticio su atractivo, que entronca muy bien con la idea que ellos/as tienen acerca del “romanticismo y el amor”.
Llegase el caso de entrar en contacto –que no conocer desde luego- con alguien por el que sienten atracción y viendo peligrar su idealización ya que su “supuesta motivación ha sido cumplida”; comenzarán a cuestionar esa atracción preguntándose si es lo que “realmente” quieren encontrar o han ido a buscar. Abierto el interrogante, enseguida aparece un nuevo candidato/a con lo cual el conflicto ya lo tenemos organizado.
Hago esta exposición para introducir la cuestión de que cuando creamos un problema, la posible “solución del mismo”, no está administrando habilidad para contender con el otro nivel que también está operando.
Que yo encuentre a una persona por la que me siento atraído, no está solucionando mis carencias a la hora de gestionar una relación –se parte de la creencia y expectativa de que conseguido una cosa todo se resolverá- Que a mi me toque un coche en un concurso de televisión, no me hará tener la habilidad para conducirlo. Que yo me haga rico, no significa que eso lleve implícito el cómo gestionar esa situación y poder conectarla con la supuesta felicidad que produce.
Cuando me planteo un objetivo, una meta…amén de que por lo general desconecto del disfrute del camino, y sólo lo conseguiré en la supuesta consecución; siempre una vez obtenido, aparece la cuestión de ¿y ahora qué?. Porqué siempre hay un paso más allá que no he previsto, y es el que puede arruinar la cosa.
¿Cuántas maternidades gozosas terminan en una depresión?, ¿cuántos puestos de trabajo traen consigo un miedo, una angustia, al desempeño y gestión del mismo?, ¿Cuántos matrimonios donde todo iba a ser felicidad y gozo, terminan en una separación al poco tiempo?
De lo que podemos deducir que en parte hay 4 cosas que en todo lo expuesto ha emergido:
1. Objetivo
2. Camino
3. Consecución
4. Más allá
En general centramos nuestra atención en el “Objetivo” y su “Consecución”; es decir, en el qué quiero y porqué es importante para mí; y obviamos el “Camino” y el “Mas allá”; es decir, el cómo, la gestión de este objetivo a su consecución, y el ir más allá del objetivo.
Son habilidades que podemos adquirir, forman parte de mi trabajo, del incremento que en nuestro “saber” pueden hacer una diferencia. Comprueba por ti mismo/a su utilidad.
Manuel León López
Coach, Terapeuta y Formador
Teléfono: 629 164 903