A lo largo de mi aprendizaje vital comienzo por poner mi atención al mundo, utilizo mis sentidos a modo de receptores del mismo, recibo información que yo proceso y que investigo su procedencia, utilidad, si añaden más información a la que ya dispongo, si amplían el conocimiento de otros o están en contradicción.
En paralelo al proceso de investigar el mundo, está el de sociabilización, y mucho de los conceptos que me hago de las cosas, y los juicios a posteriori que construyo sobre ellas, será determinante el papel que la misma cumple. Es una de las formas de construir “saber” del mundo.
Todo este proceso nunca es completo, porque mis sentidos se dirigirán a unas cosas, excluyendo otras que también están en el mundo; así como los conceptos y juicios del mismo, como antes he señalado, lo va a determinar la cultura en la que esté ambitado y mi propio entorno vital.
En base a los juicios que genero del mundo, determino qué cosas son las que han de producirse en él, o qué espero yo de él. Así , a nivel sensorial yo puedo reconocer una determinada superficie horizontal, que yo y la gente que me rodea utiliza para dormir, y que denominamos cama (en castellano), y generamos el juicio de que “las camas se utilizan para dormir”, y es posible que después nos dificulte el utilizarla para hacer unas volteretas sobre ella, sentarnos sobre ella a cenar o cualquier otra actividad que no coincida con lo que previamente yo he dado como lo “normal”
Los juicios y las reglas nos son necesarias, unos para explicarnos a nosotros como creemos que funciona el mundo, y lo otro para conocer cómo hemos de comportarnos en una sociedad, qué se espera que hagamos en una situación determinada, nos ofrece seguridad. Aunque claro uno de los inconvenientes es cuando pensamos que el “mundo es así”, que un determinado juicio o regla, le pertenecen al mundo y olvido que es algo que yo he construido y le estoy infiriendo esa cualidad.
En parte es la razón por la que se generan conflictos de rechazo y dogmatismo ante algo de lo que puedo esperar un resultado, y me encuentro con algo que no buscaba ni esperaba; en buena medida porque no hemos aprendido a cuestionar nuestros juicios, ampliarlos e ir más allá de ellos.
Surge “lo distinto”, ¿respecto a qué?, ¿qué estoy comparando?, ¿desde donde estoy haciendo esa comparación?, ¿qué juicio estoy emitiendo sobre lo que estoy comparando y la cosa comparada?
Si lo hago con frecuencia me estaré entrenando en ir ampliando las posibilidades de las cosas, en abarcar más del sesgo que he podido tener hasta ahora, así como en paralelo desarrollaré una mayor flexibilidad, compresión e incluso puedo abrirme al aprendizaje, a ir más allá de lo que estoy viendo.
Manuel León López
Coach, Terapeuta y Formador
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