El desarrollo tecnológico ha facilitado que los medios de producción, servicios, comunicaciones en los últimos 70 años hayan evolucionado hacia una forma donde el factor tiempo se ha ido reduciendo cada vez más. Este modelo, ha llegado también a «contagiar» otras cosas en las que ese factor tiempo juega en contra, si lo que se pretende es reducirlo sin tener en cuenta las consecuencias.
Para un niño entre uno y cuatro años sólo existe el presente, el ¡ya!, aún no han aprendido a ejercitar el pensar en las cosas en el futuro. Para ellos: «más tarde vendrá papá», significa que «papá ya aparece», como digo no tienen ese sentido de organización de las cosas en el tiempo. Una vez que desarrollamos un sentido de organización del tiempo, lo que no aprendemos es la habilidad de identificar que cualquier requiere de un proceso de elaboración, y desde que yo formulo un deseo, una meta, un objetivo, un propósito…a que éste llegue a culminar, pasará necesariamente un tiempo de proceso.
Este «tiempo de proceso» es al que muchas personas molesta, y se revelan protestando como niños de 3 años, ya que la inmediatez para ellos es lo prioritario, dejando al margen el proceso y la implicación que en él hemos de asumir. Puedes identificar muchos ejemplos en tu vida cotidiana, sobre todo, lo más recomendable es que empieces por tí: ¿cuales son las cosas con las que ahora generas incomodidad por no disponer de forma inmediata?, ¿qué proceso es el que no estás teniendo en cuenta?
Si queremos cumplir un objetivo, hemos de considerar y de contemplar en su diseño: el proceso. Este proceso marcará un tiempo que puedo gestionar, porque en la gestión de ese tiempo, también existirá otras habilidades que tendré que desarrollar y entrenar. Finalizar un curso académico, requiere de habilidades como son: la constancia, el esfuerzo, el sacrificio, ejercer la memoria, superación…Es útil llegar, aunque las habilidades añadidas en el proceso también lo son. Desear que finalice una película, un concierto de música para disfrutar de él, no tiene mucho sentido, si no lo he hecho cuando he estado inmerso en la experiencia.
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