Leía en un artículo de un físico y profesor: Antonio Ruiz Elvira que me merece credibilidad el comentario que en una universidad de Alcalá de Henares la lista de derechos de los alumnos ocupaba tres folios, mientras que las de las obligaciones tan sólo ocupaba cuatro párrafos y no superaba el medio folio.
Si tú como persona exiges una calle limpia argumentando que para ello pagas impuestos, también tendrás que asumir la responsabilidad de no contribuir a ensuciarla. Si yo quiero una buenos servicios de salud, también habré de hacerme responsable de mi propia salud. Si yo exijo un buen sistema educativo para mis hijos, también habré de exigirme a mi mismo la responsabilidad de educar a mis hijos.
Hay personas que viven el mundo desde la continua lamentación de que no les devuelva lo que ellas le exigen por el mero hecho de existir. Viven en un mundo ficticio, ireal, en el que prima el «victimismo» y la ausencia de comprensión que sobre nuestra vida hemos de asumir una responsabilidad, y que cualquiera de nuestras decisiones tendrá una repercusión.
Hablaba ayer con un adolescente de 17 años, para el que la interpretación de su propia realidad pasaba popr responsabilizar de su «malestar» a las circunstancias y las personas que le rodeaban, donde él no asumía ningún tipo de gestión sobre su propia persona. Y este es un ejemplo de lo que después socialmente se construye para como niños exigir que alguien nos salve de nosotros mismos, porque no nos gusta asumir ninguna obligación y responsabilidad para con nuestra vida.
Las habilidades necesarias para ello también las podemos adquirir, caso de no haberlas aprendido de forma natural o bien utilizarlas con un criterio un tanto arbitrario e indefinido. ¿Estás dispuesto a ello? ó ¿qué excusa utilizarás?
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