Somos seres en continua y perpetua construcción. Consecuencia de una época, cultura. Tenemos conductas organizadas a través de pensamientos, sentimientos, deseos, gestos, actividades rutinarias…aunque basta un acontecimiento extraordinario (enfermedad, catástrofe, exito, fracaso) para que podamos descubrir aspectos de nosotros dolorosa o felizmente.
Por ello por más que convivamos con alguien nunca llegamos a «conocerlo», no nos podemos instalar en el «sé como eres», ya que desde ese posicionamiento lo que es muy posible que se favorezca sea una incomprensión, ya que no te estás relacionando con la persona que hoy tienes frente a tí, sino con la idea que te has hecho de la persona que recuerdas que es.
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