Las actividades que mayor tiempo requieren de nuestra inversión son aquellas a las que curiosamente menos valoramos, porque al final, el resultado de ellas es que «todo permanezca igual»; de ahí por ejemplo que el trabajo domésticos no sea especialmente «premiado»
Mantener un hogar requiere de muchas ocupaciones que van a exigir un tiempo y un hacer; para mantenernos aseados, hacer la compra en el supermercado…Estas actividades hay que compatibilizarlas con el trabajo profesional y con otras actividades que al igual que ocurre con el trabajo del hogar, para mantenerlas también hay que realizarlas: mantenerse en contacto con la familia, amigos o hacer deporte.
Invertir más tiempo en una actividad implicará que necesariamente habré de restar tiempo de dedicación a otras, con lo que si la cosa se prolonga en el tiempo se producirán desequilibrios que quizás estén contribuyendo a que nuestra vida no avace en la forma en la que nosotros queremos que lo haga.
Si decido introducir en mi vida ciertas cosas que quiero modificar, habré de atender -entre otras cosas- a cuales son mis prioridades en inversión de tiempo, qué obtengo de ellas y a la vez cuales son a las que no estoy ateniendo, y qué obtendría de ellas si decidiese equilibrar esa inversión.
Es muy tentador dedicar mucho tiempo a aquello «que sentimos bien» e ignorar lo que en un principio «nos es incómodo», pero claro, esto aplicado significaría que ningún día nos levantaríamos de la cama, por que se siente tan bien, pero como consecuencia también nos estaríamos privando y limitando de una forma desmesurada.
Deja tu comentario.