Si pasas a un restaurante, por ejemplo, tipo buffette donde te encuentras con una oferta en ingredientes de verduras, hortalizas, frutas, queso, pasta….para organizarte la comida a tu criterio, podrás observar que al final cada persona:
– Habrá adoptado una forma de estar en el local
– Habrá optado por un criterio en el momento de elegir el lugar donde va a comer
– Su posición con respecto a la mesa y forma de comer variará de una persona a otra
– La selección y criterio del contenido de los platos será muy dispar
Por mas que intentes identificar «similitud» sólo encontraras cosas muy parecidas, aunque no idénticas. Dos personas pueden optar por un criterio similar a otra a la hora de elegir un lugar soleado, adoptando una postura erguida en la mesa, apollando sobre ella los brazos…pero incluso estableciendo estas «similitudes», cuando entramos en el detalle de ella podremos comprabar -si la midiésemos- que la fuerza que ejerce cada una a la hora de apollar los brazos en la mesa, difiere bastante.
Sea cual sea la similitud encontrada, es muy poco probable que sean completamente idénticas. Cada uno tenemos una forma de encajar con nuestro entorno, y de organizar las cosas que nos encontramos dentro de él, y eso es una parte fascinante del mundo real, y es que las personas somos creativas a la hora de fucionar en el mundo, como para encajar dentro de «teóricamente cómo nos movemos»
En una feria de muestras me encotré con una empresa que comercializaba un determinado tipo de gafas, y aseguraban que su utilización reducía la miopía, astigmatismo, vista cansada…y no recuerdo cuantas cosas mas. Entre muchísimas cosas que se podrían objetar a tal planteamiento -que pareciera que estuviese en un mercadillo de la edad media- , está el hecho de que no hay sólo una forma de mantener la denominada «vista cansada» y aún existiendo muchísimas personas con cosas con la misma etiqueta, dificilmente podrán ser idénticas, con lo que una aplicación sea lo que sea de algo en su corrección, en cada uno tendrá unos efectos.
Es lo útil de cuando atendemos a la unicidad de cada persona. Empleamos generalidades como una forma de simplificar y poder manipular, explicar aquello de lo que estamos hablando, aunque a poco que entramos a comprobar su individualidad, las diferencias emergen.
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