Piensa en los primeros momentos en los que das comienzo al día. LLeva tu atención a lo que estás pensando en el fondo de tu mente desde el momento en que despiertas y las primeras cosas que realizas, ¿cual es tu diálogo interno?, ¿qué cosas te dices?, ¿cómo te proyectas en el día?
En esos primeros estadios estás marcando una dirección en la que moverte, estás llenando de contenido la forma en la que se desarrollará el día y tu involucración en el mismo. Ese camino diario lo marcas tú, a partir de tus decisiones y conductas; y el contenido del diálogo interno es una conducta que también se puede modificar.
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