Nuestra forma de pensar, sentir y desempeñar, la hemos ido aprendiendo en base a unos condicionantes genéticos y del entorno donde hemos crecido; y los hacemos “tan nuestros”, que nos resulta muy desafiante el “darnos cuenta, el notar” que son procesos de los que nosotros somos la parte fundamentalmente activa, porque de una forma consciente o inconsciente cada día nos entrenamos en su refuerzo: y ahí permanecemos, Atrapados.
Salimos al exterior, y nos relacionamos con otras personas atrapadas en sus propios procesos de pensar, sentir y desempeñar. Si cualquiera de nosotros llamara la atención a esas personas que su forma de pensar, sentir y desempeñar con procesos aprendidos y que pueden modificarse, lo más probable es que no vayan a aceptar ese planteamiento, porque corre en contra dirección de cómo ellos consideran que funciona su realidad, y la percepción de ella es tan fuerte que me impide aceptar que eso que yo estoy sintiendo como tal, es algo que sólo es real para mí.
Y aquí la cuestión: ¿cómo puedo modificar las ataduras en las que mantengo atrapado si no las identifico? Si yo tengo unas gafas de cristales rojos, pero no soy consciente de ello y cuando me toco la cara no las noto: cómo puedo aceptar de alguien que me diga que ese mundo que estoy viendo no está impregnado de color rojo, que lo estoy viendo a través de unas gafas y para colmo, yo le he ido dando forma cada día de mi vida, y de tanto llevarlas ni las noto.
Resulta una labor compleja, constante y que requiere de un compromiso con ello aunque la evidencia revela que es perfectamente posible. En ti está la decisión de poder ponerte a trabajar en la dirección de notar tus propias gafas, comprobar el color de tus cristales y decidir qué es lo que quieres hacer con ello.