La característica que al ser humano le ha conferido un dominio sobre la tierra superior a la de otras especies de animales, es su capacidad de adaptación al medio.
Esta adaptación al medio es la consecuencia de que cuando llegamos al mundo, cuando somos bebés, es casi nulo el conocimiento que tenemos del mismo, y por lo tanto tenemos que aprenderlo todo acerca del mismo. Eso nos requiere mucho tiempo, en comparación con otros animales que lo único que tienen que hacer es responder al estímulo, ya que tienen ese conocimiento ya imbricado.
Nosotros hemos de aprender, y en ese proceso es de muchos tipos. Uno de ellos es aquel por el que imitamos el comportamiento de las personas que hay a nuestro alrededor. No es aquello de “mira el niño ha salido como su padre o su madre”, sino que parte de lo que ha hecho el niño es prestar su atención y emular lo que hace su padre o su madre.
Esta imitación, copia, emulación del comportamiento de las personas que tenemos alrededor, no sólo se ofrece en cosas de hacer mecánico, sino también en la forma de gestionar de esas personas respecto a sus emociones. Así si el padre o la madre generan tristeza o rabia, el niño o niña en ese momento también está aprendiendo a generar esa misma tristeza o rabia.
Así nos vamos haciendo influenciables de nuestro entorno, porque aquello que practicamos, es aquello en lo que adquirimos habilidad y nos hacemos mejores. Aprendemos a dirigir consciente e inconscientemente nuestra atención a unas cosas determinadas, así como para poder encajar en el entorno copiamos lo que hay a nuestro alrededor.
Es muy sencillo que una persona en un estado alterado, angustiado, inestable…acabe siendo imitada por aquella con la que se encuentre. No es tanto que la persona en un estado alterado, tiene “el poder de contagiar al otro”; sino que es el otro quien está copiando, imitando, el estado que tiene delante. Esto también funciona para el reverso, es decir, una persona en un estado de calma, tranquilidad, equilibrio…puede que tienda a ser imitada, emulada, por aquella con la que se encuentre.
Y vuelvo a repetir, cuanto más hacemos esto en eso que practico me vuelvo mejor, y lo haré de una forma más rápida. Con lo que si he aprendido a imitar el entorno, a las características del mismo le estoy dando una importancia crucial y van a determinar cómo en ese momento yo me encuentro, o la dirección de las decisiones a tomar. Pero no se trata de la influencia del entorno, sino de lo que yo hago con él hacia mí.
Esto que aquí expongo es como ya he comentado uno de los tipos de aprendizaje, aunque de forma intencionada quiero llevar la atención al cuidado que podemos prestar en nuestra experiencia, cuando atribuimos “poder” de una determinada influencia, a cosas que en sí no la tienen; y que somos nosotros individualmente quienes obtenemos el producto de su estímulo en función del cómo hemos aprendido a gestionarlo y las conexiones que a nivel inconsciente hemos hecho con ello.
Manuel León López
Coach, Terapeuta y Formador
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