Que algo se nombre, no significa que exista. Recuerdo el caso de una señora, que exteriormente podia percibirse con cierta facilidad que tendía a un cierto grado de inquietud, preocupación…Explorando en su situación sí que mantenía algunos desafíos, presiones que tal y conforme ella los estaba gestionando podían de alguna forma justificar ese sentir. Me interrogó acerca de si era «normal lo que le pasaba y qué nombre dar a lo que ella tenía», a lo que respondí que no existía un nombre con el que resumir el cómo ella estaba organizando esos asuntos vitales para ella. De forma casi inmediata se relajó y tranquilizó al confirmar que no «padecía de algo anormal»
Esto es bastante frecuente, buscamos el nombre con el que etiquetar, nombrar, designar….una experiencia y a partir de ahí clasificarnos, y así parece que tenemos identificado lo que nos pasa; como si lo que «nos pasa» fuese de forma universalmente organizada de forma similar.
Un «ataque de ansiedad» no existe por sí sólo, somos nosotros lo que damos forma a partir de cómo estoy imaginando una determinada situación, y todas las conexiones que de forma inconsciente estoy haciendo tanto con las imágenes, palabras a las que les estoy dando contenido a esas imágenes, sonidos, como sensaciones…, y la forma de hacerlo diferirá de una persona a otra. La cuestión está en comprender la organización y cómo lo estoy construyendo, no el nombre que supuestamente resume eso.
Deja tu comentario.