La interacción social es una aspecto que forma parte de la cultura con la que convivimos, y ello implica un «saber» desde el que interactuamos con el mundo.
Como por ahora nos es imposible tener disponible una actualización al momento de nuestro saber, damos por sentado que el que ya contamos es válido; presuponemos su validez y lo aplicamos; lo cual es útil. No tenemos que mirar el horario de los atubuses todos los días para saber a qué hora habré de tomar el que me lleve al trabajo.
Ahora bien al darlo por verificado sin una comprobación previa, puede que un día los autobuses estén en huelga, con lo que ese saber ya no nos es útil para ese momento, no está actualizado. De ahí la conveniencia de mantener actualizado el saber de cómo es el mundo lo máximo posible, sobre todo en aquellas cosas que puedan plantear un condicionamiento en nuestro desarrollo.
Vuelvo a poner el aspecto de nuestro saber en el contexto cultural. Lo bueno de vivir en una cultura es que se nos dá mucho saber «prefabricado», no lo tenemos que construir por nuestra cuenta. Heredamos muchas cosas útiles, aunque también mucha tontería, que fue útil en un contexto histórico determinado, y hoy sobrevive porque la gente no tenemos en cuenta que cualquier cosa tendrá su razón de ser, en función del momento histórico y en unas condiciones determinadas.
Por ejemplo, parte del origen de la celebración de la navidad, nace en la atribución de un acontecimiento «mágico» al hecho que a partir del dia 25 de diciembre, se volviesen a recuperar más horas de sol al día en algunas partes del mundo. Hoy con ese saber actualizado identificamos el fenómeno como el solsticio de invierno, aunque la celebración de la navidad -con sus cosas útiles y menos útiles- perdura. Tenemos otro saber, y en base a él hacemos.
¿Qué cosas culturalmente aceptadas te plantean una limitación en tu vida?, ¿qué planteamiento cultural estás aceptado como un dogma?, ¿qué conocimiento tienes de su origen y que convendría de una actualización?
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