Apariencias

Recuerdo dos imágenes que en el libro de historia dedicado a la Revolución Industrial que en su tiempo estudié, aparecían: la invención de la máquina de vapor y otra un niño trabajando en las minas de un indeterminado lugar de Gran Bretaña. Asocié el desarrollo, la ciencia, a algo negativo, y esa comprensión original, fue terreno fértil para que crecieran otro tipo de ideas que a lo largo de muchos años se han extendido, y que forman más parte del “mito” que de la “realidad”
Para ese niño que aparecía en la imagen de la fotografía, claramente en contraste con el estándar de vida actual, es inaceptable las condiciones en las que se encontraba; pero ocurre que esta es una forma de medir. Otra forma de medir, es contrastarlo con otra foto que pertenecería a cual era el estándar de vida que mantenía ese niño con anterioridad, y muy probablemente fuese aún más bajo, con lo que el trabajo en esas minas –aunque nos pueda parecer inconcebible hoy- supuso una elevación en su estándar de vida.
Y esto es lo que solemos hacer: obtenemos una foto fija de una situación aislada del contexto donde se está desarrollando, sin atender a cómo esa situación se ha derivado, de donde procede y hacia donde conduce; y con el “fotograma de esa instantánea” llegamos a comprensiones poco certeras de cómo está funcionando el mundo en realidad.
“El camino al infierno está sembrado de buenas intenciones” y esta metáfora entiendo que puede resultar conveniente el mantener activada. Recuerdo también una conversación mantenida con una compañera a la que yo le comentaba que “no apoyaba la fiesta de los San Fermines ya que se le hacía daño a unos animales”, a la que ella me respondió: “si…y no menos que el que hace la abuelita que se pasa todo el día sola en un piso reducido sin sacar al animal a pasear y con un abrigo de lana hecho por ella”
Cuanto mayor es el detalle que manejamos de una comprensión, en mejor disposición estamos de que nuestro juicio resulte más conectado con la realidad. Un ejemplo trivial, puede resultar el del “ese hombre que se lamenta ante un fenómeno misterioso. Los caballos blancos de su granja comen más que los caballos negros. A él le preocupaba esto y no puede entenderlo, hasta que su amigo le sugiere que quizá es porque tiene más caballos blancos que negros.
Esto que suena a ridículo, no lo es tanto cuando nos abrimos a notar cómo nosotros estamos organizando nuestro saber sobre determinados asuntos en el mundo, y podemos identificar patrones similares al responder a determinadas inquietudes que pasan más por unos huecos en ese saber que nosotros rellenamos por nuestra cuenta, dándoles un contenido poco certero.

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