En la mañana de ayer participé en una carretra popular que se se celebró en Valencia, concretamente el Medio Maratón de esta ciudad en la que -entre otras cosas- para mí fué muy disfrutable, a la par que me ofreció la oportunidad de algunas atenciones.
Cada persona tenemos un modelo del mundo, eso significa que tenemos una forma de ser y estar en el mundo. Generamos una determinada manera de pensar, de hacer y de sentir. Así cuando participamos -por ejemplo- en un evento de este tipo, cada uno va a entrar según su propio modelo; aunque hay aspectos que sí pueden ser llevados por muchos de los participantes, conductas bastante comunes y no por ello demasiado útiles.
Habrá tantas razones para pariticipar en una carrera -como en la mayoría de actividades que realizamos- como personas estamos involucradas, a la vez que cada uno mantenemos una forma de gestionarnos en ellas. LLevé mi atención al aspecto de que muchos de los participantes abdican de llevar su atención a sí mismos y contemplar el entorno de una forma «objetiva» para dejándose llevar «fundirse con el entorno» y hacerlo de forma «sujetiva»
El «fundirse con el entorno», puede ser muy útil hacerlo cuando -por ejemplo- dos kilómetros antes de la meta las fuerzas comienzan a disminuir, y necesitamos «contagiarnos» de los ánimos del público o de algún compañero al que sigues porque «te fuerza» a mantener un ritmo más alto, que si lo hicieses solo.
Sin embargo, «fundirse con el entorno», no resulta tan útil cuando al comienzo de la carrera «te dejas llevar» por el ritmo general, el ambiente de excitación y emoción, pensando que eso será sostenible a lo largo de todo el trayecto. Y como unos kilómetros más tarde se encargan de desmentir, aunque las consecuencias ya son casi irreversibles.
Muchos de los participantes pagan las consecuencias de esa deficiente gestión del «auto liderazgo», posiblemente porque tampoco están sensibilizados con el, en las cosas que de forma natural lo pongan en práctica, aunque no de una manera consciente. Un fenómeno similar es el que acontece en una manifestación donde algunos participantes pueden generar violencia: «acogidos por el grupo, la masa» y que por el contrario, de forma individual no lo harían.
Conozco el caso de muchos compañeros, que están más pendientes del cronómetro y de lo que el amigote de turno le cuenta acerca de lo «que hay que hacer»; que de monitorear sus propias sensaciones y adaptarse a las exigencias del entorno, sabiendo tomar distancia de él a su vez.
Esto también forma parte de las habilidades que a través del modelado podemos aprender.