Cuando hay algo en nuestras vidas que no funciona de una forma adecuada, y nuestro conocimiento no alcanza para hacerlo funcionar de una forma distinta, recurrimos a otras personas expertas en el tema en cuestión para que lo puedan hacer; de esa forma no precisamos mantener y desarrollar un conocimiento acerca de las cosas que potencialmente pueden requerir una intervención.
Si tenemos un ordenador y deja de funcionar, no precisamos de hacer cursos en informática para capacitarnos y poder intervenir, simplemente recurrimos a un especialista, y así con la mayoría de cosas; y todo esto lo podemos conectar con el cómo nosotros gestionamos nuestros propios cambios, que son cosas que hacemos todo el rato y sin parar, lo que pasa es que cuando nos ponemos a pensar sobre ellos como algo generalizado en nuestra vida, mantenemos un sesgo a pensar y notar acerca de los que nosotros les otorguemos más significado.
Es relevante el hecho de que si tenemos un problema con la caldera del gas, la decisión de recurrir a un especialista, en general, no dilate mucho en el tiempo, ya que «noto» muy pronto los beneficios que dejo de recibir al estar averiada y me muevo a solventar la situación; y sin embargo, cuando hay algo a nivel personal que quiero modificar, y por mi mismo no dispongo de las habilidades y el conocimiento para hacerlo, me puedo pasar toda una vida sin decidir dar el paso y recurrir a otras personas que tienen a disposición la forma en hacerlo posible.
En muchos casos es precisamente, la ausencia de «no notar» los beneficios lo que hace para algunas personas más admisible el permanecer en esa situación, porque es la que en sus vidas se ha convertido en el estándard con el que están sobreviviendo. Les cuesta mucho, no saben, no se lo plantean el pensar en cómo serían ellos si ese asunto dejara de estar pendiente y evolucionara a otra cosa, y los beneficios que «ese estado futuro» les va a proporcionar; o si lo hacen, es muy poco el tiempo que se dedica a esa reflexión. También porque en muchas ocasiones hay asociados cuestiones de identidad personal, y no se siente cómodo o en muchos casos admisible, que ese asunto «haya dejado de estar ahí»
Pensar en cosas que quereis cambiar, en asuntos que quereis mover de sitio, en los beneficios que os aportará la nueva situación y desde cuando es un asunto; y si entendeis que ha llegado el momento, personalmente tengo mucho interés en conocer cuales son y plantearos un plan de actuación. No es necesario que las cosas evolucionen a un estado de «crisis» si ya son «asuntos» que sabemos que podemos atender o sobre los que notamos una cierta «inquietud», en estos dos últimos estados las cosas no serán tan acuciantes por lo que no nos sentimos tan presionados, aunque en tiempos de crisis nos comprometamos más en una evolución en un cambio.Te invito a que hagas un compromiso contigo