He terminado de leer la novela «El Profesor» de John Katzenbach, en la que una pareja secuestra a una adolescente en los sótanos de una casa de campo, y van retransmitiendo a través de internet el calvario de torturas y abusos al que someten a la chica, mientras que hay abonados que pagan por contemplar en directo la retransmisión. ¿Es novela?, sí, ¿está apoyada en sucesos reales?, también.
Cuando comienzan la retransmisión en la pantalla aparece un reloj digital que va contando el tiempo para que con esta adolescente -a petición de los internautas- se proceda a una violación sexual, y a la vez van admitiendo apuestas sobre el tiempo exacto que transcurrirá de secuestro hasta que se consuma. Estas apuestas, están recompensadas económicamente.
Una vez consumada la violación, la protagonista secuestradora de la novela considera una «inmoralidad» no pagar la recompensa a quienes han apostado su dinero, además que ese hecho sería de «una traición inadmisible»; mientras que paralelamente secuestra, encadena, desnuda y somete a un terror sicológico y fisico indrescriptible a una adolescente; por no considerar ahora, tambien, las personas que hacen prevalecer «su necesidad» a la de denunciar y repudiar actos de este tipo, y qué hubiesen ellos considerado, si no se les llegase a pagar, una vez arriesgado su dinero.
Si a mi me aterrorizan los lugares oscuros, recónditos, siempre habrá gente a quienes les encantan y se lo pasan bien en ellos; si yo disfruto de una actividad, siempre encontraré personas que para ellas será todo un desafío el implicarse. Hasta los actos más destestables, ignominiosos, crueles….que yo puedo considerar, siempre habrá alguien que los organice de otra forma, y que para ellos no tengan ni el significado, ni el contenido que yo les estoy confiriendo.
No estoy hablando como es lógico, de legitimidad, estoy hablando de complejidad a la hora de abordar la conducta humana. En la novela también está presente el investigador, que es un sicólogo al que se le diagnostica una enfermedad degenerativa, irreversible, y que el caso lo utiliza para desarrollar muchas conductas de signo contrario a la de los secuestradores, y que podemos calificar de altruistas, generosas, cuidadoras; aunque al fín y al cabo, esto no dejan de ser etiquetas que tienen sentido para mí; y que la apreciación que generarían otras personas sería muy distinta.