En un entorno donde los recursos son abundantes,el resultado de la gestión que se haga de ellos así como el uso que los beneficiarios finales hagan, no será identificado fácilmente a un simple vistazo: si constantemente hay un servicio de limpieza para retirar la suciedad de las calles, la basura que arrojan los ciudadanos no llegará a representar un problema.
Cuando los recursos empleados comienzan a escasear en relación al estándar que la utilización de ellos ha creado, es cuando los problemas de gestión comienzan a aflorar: si los servicios de limpieza disminuyen, la suciedad se empezará a notar mucho más, y no sólo será atribuible a una reducción de los efectivos de limpieza, sino también a la forma en la que éstos hacen su labor, así como la contribución o no de cada ciudadano individualmente a maneter las calles limpias. Yo me crié en un entorno rural, donde no había servicios de limpieza por parte del ayuntamiento, y las calles del pueblo permanecían impecables, ya que cada vecino limpiaba la zona de influencia y perteneciente a su propia casa.
Y esto es perfectamente extendible a muchos de los ámbitos donde muchas personas ponen su crítica en la reducción de medios, como única causa atribuible del deterioro de un servicio; obviando qué uso, qué utilización hacen ellos mismos de los servicios. Es decir, parte de nuestra responsabilidad a partir de nuestra acción concreta; aunque claro esto es incómodo de escuchar, básicamente porque plantea trabajo personal en lugar de insultar al de enfrente.
Ayer estuve en las oficinas de un servicio público en el que había cuatro personas atendiendo. Se puede pensar que si existiesen ocho personas, el servicio mejoraría; cuando ésto último no necesariamente tiene porqué ser ási, ya que para empezar, esas cuatro personas pueden introducir muchas modificaciones en la forma en la que están desempeñando su labor. ¿Sábeis qué es lo primero que me dijo la funcionaria que me tocó en suerte?, «es que somos tan pocas que cuando regresamos de nuestro almuerzo estamos muy agobiadas…con esto de la crisis y los recortes….»….ya.
Comenta el economista Santiago Niño Becerra que nos encaminamos a una economía en la que lo prioritario será la «eficiencia y la productividad», y puede que sea así, aunque a mi lo que me parece inquietante es que esto se plantea como cosas ajenas a nosotros mismos, y si asumido que está en nuestra gestión, si disponemos de las herramientas para desempeñar esto de la «eficiencia y la productividad»; por que de lo que estoy casi convencido es que si a la funcionaria le hubiera preguntado por estos términos, según su criterio habría pasado el test con nota alta.