Esta mañana un medio informativo ha recogido la noticia de cómo transcurrió el desahucio al que iba a ser sometida una familia en Burjasot (Valencia), y que aquí enlazo: Suceso, y que no por habitual en los últimos años nos debemos de acostumbrar.
Siempre hay un grado de responsabilidad en las situaciones a las que de forma individual abocamos nuestras vidas. Lo que tampoco podemos pasar por alto es que hay circunstancias que nosotros no podemos controlar, no podemos manejar, porque están más allá de nosotros y son aquellas que corresponden a las personas en las que delegamos la facultad de procurar reglas (leyes), normativas y decisiones que faciliten la vida y la convivencia.
La rabia y la impotencia como emoción que puedo identificar en la respuesta a estas situaciones, la quiero canalizar a través de este blog y en este caso manifestar:
– Que me resulta inadmisible vivir en un pais cuyos gobernantes consientan que a una familia se la fuerce a dejar el lugar donde viven, sin entrar en las circunstancias, y someter a una presión tal, que a una persona -sin demasiadas herramientas sicológicas- haga lo que este señor ha hecho
-Que me resulta inadmisible, que está en el poder de estos gobernantes el facilitar las cosas, con el simple hecho de obligar a las entidades de crédito a admitir la «dación en pago»
– Que me resulta inadmisible, que incluso con los impuestos que esa familia (sólamente la comida que compren en un supermercado ya están grabados, o los gastos que tengan en su casa) desahuciada están contribuyendo al «salvamento» de la entidad que se ha convertido en su verdugo
– Que me resulta inadmisible, que toda esta clase dirigente en cognivencia con las entidades de crédito y el judicial, sometan a la población a unas decisiones sin ninguna racionalidad y cuyas consecuencias las pagamos todos
Hay muchas más cosas que podría añadir a la lista de cosas que me parecen «inadmisibles». Para compensar, estoy seguro que dentro del entorno de esta familia siempre habrá dispuesta a colaborar, aunque eso son «tiritas para una hemorragia»; y la responsabilidad de parar este drama es de los propios gobernantes, y es muy sencillo, unas letras impresas en el BOE, sólo hay que querer y hacerlo.