Coincidí ayer con un amigo al que hacía tiempo que no veía, y que actividades como el deporte solía ser el contexto donde nos reuníamos. Noté su ausencia y le llamé por teléfono en un par de ocasiones sin recibir respuesta.
Me comentó que estaba mal, se sentía muy mal, y en el poco espacio que pudimos conversar, sí que se explicitó que la cosa central parece ser que estaba relacionada con la ausencia de una actividad laboral, el volver a casa de sus padres y la ausencia de un futuro como él «habia imaginado».
Es un caso, como muchos otros similares, se pueden hacer muchas intervenciones en distintos lugares, para modificar o ampliar el modelo del mundo que esta persona está manteniendo. Aunque en esta pequeña reflexión, lo que quiero hacer notar, es que esta persona «ha estado viviendo un nivel de vida, que no era el que le hubiese correspondido en función de su situación autónoma real» y que otros apoyos, que ahora se han esfumado, estaban enmascarando. Es decir, situaciones de una pobreza económica que entornos más favorables camuflan.