No dispongo de vehículo particular, por lo que mis desplazamientos los hago o bien en transporte público o bien caminando y garantizo que éste es mi medio preferido, por lo que recorro muy a menudo las calles de la ciudad de Valencia, observando lo que noto al caminar.
Barrios en el que el reclamo más numeroso no sea el cartelito de «Se Alquila» o «Se Vende», cosa que a cada día que se sucede, se incrementa. Al menos para mí, nada de lo que está ocurriendo llega a contradecir lo que podía hipotetizar hace años que iba a ocurrir. Evidentemente, después la realidad es la que fija los detalles específicos en el escenario; y aún con esa sensación de «ya lo imaginaba», resulta desolador.
A este cartel hay que añadir, escasa circulación de personas, establecimientos de hostelería en mínimos, tiendas con muy poca clientela y la constante cantinela de «la crisis»; cuando lo que en general la gente no llega a entender, es que no se trata de «la crisis», sino de otro tiempo, que se está construyendo, otra sociedad, otra forma de vivir distinta a la que hemos conocido, ¿hacia donde?, ya quisiera yo saber.
La percepción que sí mantengo es que si no hay un cambio profundo en muchas de las ideas que socialmente resultan incuestionables, esta situación va a continuar agravándose, y ahí el escenario que imagino prefiero no describirlo; aunque a la vez todos los indicios me dán la pauta para pensar que ese cambio se le rechaza de plano.
Entiendo que no es una cosa de optimistas o pesimistas, sino que es asumir la realidad que tenemos ahí, siempre incompleta ya que paralelamente a lo que estoy comentando, habrá personas a las que esta situación les esté beneficiando.
La ciudad de Valencia (como muchas otras ciudades) es una metáfora perfecta de lo que socialmente está ocurriendo, es un reflejo del modelo del mundo de sus habitantes ( y no sólo de los políticos) y entiendo que puede ser revisado en mucho de los juicios que continuan operando y que contribuyen a agravar aún más la situación.
Nosotros individualmente formamos parte de ese modelo, y contribuimos a que permanezca ahí. También podemos contruibuir a que se modifique, y precisamente esta premisa es una de las primeras en revisar, porque mayoritariamente se continua pensando, «que los culpables son los otros».