Suele resultar habitual que cuando a una persona se la insta a que explore que cosas son las que quiere modificar, cambiar en su vida; al auto monitorear y evaluar elija aquellas que siente como negativas o incómodas; es decir, va a tender a un sesgo en su selección por el «afecto», a elegir por aquello que siente como incómodo.
Hay otras dos evaluaciones que suelen pasarse por alto, y que pueden resultar igualmente útiles. Relativamente poco tiempo atrás trabajando con una persona que su trabajo lo sentia como agradable, y disfrutable, y se desempeñaba en él de una forma óptima (efecto); no valoraba, no significaba (impacto) de una forma apropiada el mismo, lo que le conducía a un poco aprecio por él, y de paso contaminaba el resto de su persona. Aprendió a notar eso, a significar (impacto) el desempeño que realizaba al trabajar, e incluso la calidad del mismo también mejoró, así como su propio auto concepto.
También puede ocurrir que una actividad resulte significativa para nosotros (impacto), que la notemos positivamente, disfrutable (afecto) y que ello, puede estar enmascarando la posibiidad de mejorar el desempeño (efecto), lo que también puede contribuir a que tanto el impacto como el afecto mejoren en la percepción.
He hablado de tres areas de evaluación: impacto (significación) , afecto (sentir) y efecto (desempeño); estableciéndose entre ellas una relación horizontal, no hay una jerarquía de mayor a menor importancia y con influenciables mutuamente; con lo que cualquier cambio en una influirá en el resto. Tan útil es adoptar el sentir como forma de señalar los cambios que queremos, como puede serlo notar cuando no estamos significando las cosas de una forma apropiada o cuando un desempeño que estamos realizando, podemos mejorarlo.
Todo esto puedes aprender a realizarlo, no sólo que se quede en un conocimiento intelectual, sino que sea algo experiencial y es a lo que te invito para que puedas beneficiarte del trabajo que pongo a tu disposición.